Los historiadores John H. Elliot y Francisco Morales Padrón hacen hincapié en el poco aprecio que tenían los conquistadores a su propia vida a la hora de emprender sus campañas militares y la convicción que tenían en el éxito. Tras los ocho siglos de Reconquista cristiana de los territorios musulmanes en España los españoles habían forjado una moral de caballero en pos de una misión trascendental.
En su imprenta de Francfort el protestante y grabador de Flandes Teodoro de Brypublicó grabados de españoles cometiendo atrocidades en América. Los españoles son a menudo mostrados con arcabuces frente a indígenas que se encontraban prácticamente desarmados y a merced de esas atrocidades.
Las armas de fuego eran eficaces en las batallas europeas del siglo XVI, donde dos ejércitos compactos se enfrentaban en campo abierto. En el tiempo en que un español se preparaba para realizar el primer disparo un indígena podía disparar 20 flechas y por todas las razones expuestas ni fueron abundantes ni ayudaron demasiado en la conquista.Los españoles portaban escasas armas de fuego. Sobre todo poseían armas de cuerpo a cuerpo como espadas, dagas, lanzas y alabardas. Los arcabuces no podían ser fabricados por un buen herrero, sino que procedían de una industria y eran caros de producir, por lo que la mayoría de los colonos no podían permitírselos. Los soldados españoles sí poseían armas de fuego, pero se encontraban en Europa cobrando un buen sueldo y muy pocos querían dejarlo todo para ir al Nuevo Mundo. Los españoles que sí llevaron arcabuces pronto se dieron cuenta de que eran completamente ineficaces contra los aborígenes porque estos atacaban por sorpresa y las armas de fuego precisaban de varios minutos antes de realizar el primer disparo, porque aunque en cargar la bala y limpiar el cañón podían tardar solo 30 segundos hacía falta prender la mecha. Para prender la mecha las veces que se quisiera disparar primero hacía falta tener algo con fuego y entonces no existían las cerillas, por lo que había que hacer fuego con piedras para encender cuerda con la que ir prendiendo la mecha. Es este proceso de obtener fuego antes del primer disparo el que retrasaba el proceso varios minutos. El arcabuz era un arma un tanto pesada y por eso a veces se usaba para un palo de metro y medio para apoyarlo llamado horquilla. Una vez cargado el arcabuz, encima de la horquilla y listo para disparar los hombres se encomendaban a Santa Bárbara para que la pólvora no estuviese húmeda, cosa habitual en las antiguas pólvoras negras con una gran cantidad de sales en su composición.
Un arma que era bastante habitual entre los soldados españoles era la ballesta. Esta arma fue inventada en el Imperio Romano y perfeccionada en la Edad Media. En los campos de batalla europeos de la primera mitad del siglo XVI era muy común entre los soldados españoles. Sin embargo tampoco era muy frecuente en los españoles en América, porque aunque esta sí podía ser fabricada por un buen artesano y siempre estaba lista para el primer disparo en las batallas en distancias cortas y en las escaramuzas no se consideraba tan útil.
Un arma que estuvo presente en América fue el falconete, que es un cañón de bronce que normalmente se encontraba fijo en el castillo de popa de los barcos y que a veces era desmontado del barco y cargado a lomos de un mulo o en la espalda de una persona y descargado para su uso. Estos cañones disparaban bolas de hierro de unos 3 centímetros de calibre. Fueron usados con éxito y efectividad por Hernán Cortés en Tenochtitlán y por Pizarro en Cajamarca. A veces los españoles cambiaban la bola de hierro por un buen puñado de balas de arcabuz. Eran útiles para disparar contra grupos de indios. En el recuento que hizo Cortés en Cozumel llevaba cuatro falconetes y Pizarro contaba con un falconete en Cajamarca.
Sin embargo, los factores que realmente fueron decisivos fueron las espadas, las lanzas, las picas, las hachas, las dagas, los cuchillos, los arcos, las ballestas, la coraza, el perro y el caballo. La coraza daba seguridad al soldado en los combates cuerpo a cuerpo.
El arma principal de los ejércitos andinos era la honda, realizada con tejidos, con la que arrojaban piedras calentadas hasta el rojo vivo, envueltas en algodón y brea. Utilizando estas armas los quechuas arrasaron Cuzcco, ocupada por los españoles en 1536.
Los indígenas tenían más potencial militar del que pudiera suponerse. Las guerras contra los mapuches, en el actual Chile, costaron 30.000 bajas españolas en el primer siglo de conquista.
El asalto de caballería venía siendo una técnica militar desde los tiempos de Alejandro Magno. El caballo también permitía entrar al galope entre el grueso de los enemigos dando mandobles y causando un gran número de bajas. De otro lado el caballo aportaba gran facilidad de maniobra y movimiento para retirarse tras la carga.Y el caballo por parte de los españoles les permitió en algunos casos moverse con rapidez y lanzar rápidos ataques. Sin embargo, en las zonas montañosas y selváticas los españoles se mostraron menos adaptados tecnológicamente que las culturas indígenas, que utilizaban la llama y técnicas especiales para construir caminos y puentes adaptados para ello.
Los aztecas y los incas se encontraban tecnológicamente más atrasados que los españoles. Conocían la rueda, pero desconocían formas prácticas para utilizarla, de igual manera no tenían el conocimiento para poder crear aleaciones metálicas tales como bronce...
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